De tanto perder, aprendí a ganar. Conozco tanto el piso que sólo miro el
cielo. Toqué tantas veces fondo que cada vez que bajo ya sé que mañana subiré. Me
asombra tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo misma. Tuve que
sentir la soledad para aprender a acompañarme. Hago solo lo que debo, de la
mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran.
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