Su cuerpo se apoyó contra ella. Se encontraba acorralada entre la pared y él. Sus manos se apoyaban en la pared, a ambos lados de su cara. Estaban a solo dos centímetros y su mirada era desafiante, penetrante.
- ¡Me gustas! ¿No entendes? . Se volvió hacia ella- No solo me gustas, ¡me encantas! Desde el primer momento en que te ví. - su corazón se congeló por unos segundos. No sabía qué responder. Era algo que nunca hubiera imaginado escuchar, mucho menos de él. El se acercó aún más, tanto que casi podían rozarse los labios.
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