Después de tanto tiempo juré no volver a hablarte, ni
escribirte...pero el motivo de mi mensaje no es el mismo que el de otros, no te
escribo para decirte que sos todo en mi vida ni para decir todo el rencor que
te guardo, porque sinceramente ya no siento ninguna de esas dos cosas. Gracias
por haberme hecho esta persona que soy ahora. Por haberme hecho más segura, más inteligente, más
sensible... Menos
inocente. Gracias por haberme enseñado que los cuentos de amor de
princesas y príncipes son solo eso, cuentos. Me enseñaste que en la vida hay
personas buenas, pero también personas malas que se disfrazan de buenas. Me
enseñaste a que por más que yo le abra a alguien las puertas de mi casa, de mi
familia, de mi corazón, de mi cama, de mi vida, no quiere decir que esa persona
me las abra a mí también. Gracias
por haberme dicho mirándome a los ojos que me amabas y que nunca me engañaste.. En
fin, gracias por tantas mentiras.
Aprendí a ya no enamorarme de palabras sino de hechos. Gracias por enseñarme
que no tengo que creer que el otro me ama como yo lo amo. Me di cuenta que amo demasiado,
que me entrego en cuerpo y en alma y que no
necesariamente el otro tiene que hacer lo mismo.
Ahora sé que yo hice todo lo que estaba a mi
alcance por buscar lo mejor para todos y creo que lo voy a lograr. Me di
cuenta de lo mucho que me desvalorizaba y lo mucho que me desvalorizaron...
me di cuenta que te amo y que te necesito en mi vida, pero que como tú no
sientes lo mismo por mi tengo que aprender a superarlo. Me di cuenta de
que creí en una ilusión, una mentira, un cuento, una máscara. Pero no te culpo
por eso, al contrario, te agradezco porque la
desilusión me ayudo a crecer.
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